La cifra de parados es escalofriante y lo malo es que puede serlo aún más. Mucho se está hablando sobre la “flexibilización” del mercado laboral, es decir, de cómo despedir con aún menos indemnización que ahora, la cual se ahorra normalmente cuando no se renuevan los abundantes contratos temporales. Estoy de acuerdo con lo que ha dicho la Vicepresidenta segunda de que con cuatro millones de parados no debe ser tan caro despedir.
Soy consciente que muchas empresas están cerrando, pero lo que nadie puede negar es que son los trabajadores los que están sufriendo más crudamente esta crisis. Hay muchos trabajadores que están siendo despedidos mientras que las empresas que los despiden tienen beneficios.
El otro día me contaron el caso de una empresa, que sigue ganando mucho dinero, que obligó a los trabajadores a congelarse indefinidamente su salario para que no hubiese despido, decisión que tuvieron que comunicar a los empresarios telefónicamente ya que se encontraban de viaje con sus familias en Nueva Zelanda.
Se ha ganado no mucho, sino muchísimo dinero. Dinero que se ha gastado a manos llenas. Ahora los trabajadores son tratados como culpables de su propio desempleo por cobrar unas míseras indemnizaciones de despido, tras años sin cobrar las muchas horas extras que han echado, después de ver como se les negaba la mínima subida y de contemplar que sus remuneraciones, en numerosos casos, se encontraban por debajo de las funciones que desarrollaban.
Me suena a cachondeo que sean los trabajadores no sólo los paganos de esta crisis, sino que además se les haga y se les trate como los culpables. El empresariado español es el que no hace productivo a sus trabajadores, porque los considera puramente reemplazables, números de quitar y poner, con organizaciones desquiciadas y a los que hay que sacarles todo lo que se puede al mínimo coste posible. En vez de invertir el empresariado busca o el pelotazo o mantener un ritmo de vida desatado independientemente de las circunstancias.
Si se quiere hablar reformas estructurales hay que hablar de todas las reformas, especialmente todas esas que permiten que muchos tengan sus empresas como sucursales de sus vidas particulares, desgravándose todos los gastos como si fueran inversiones y llegando a declarar menos que sus malparados trabajadores. Si hay que meter mano, hay que meterla por todos lados. No espero otra cosa de un gobierno socialista.
Fuente: http://geografiasubjetiva.com/2009/04/24/parados-y-culpables/
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.